sábado, 4 de diciembre de 2010

CARTA PARA PAUL RÍOS (LOKARRI)

   El pasado día 28 de noviembre ElCorreo publicaba una entrevista a Paul Ríos, a la sazón, coordinador o director de Lokarri. La entrevista versa principalmente de los acontecimientos que están acaeciendo alrededor del fin de ETA y la opinió que Paul Ríos tiene sobre los mismos. En la entrevista se le hacen dos preguntas, una de ellas, directamente aludida a mi persona en relación con la carta que remití al periódico y que ya la inserté como entrada. Las preguntas en cuestión son las siguientes:

La foto de Brouard
- ¿Cómo valora el gesto de las dos víctimas de ETA que acudieron al homenaje de Brouard?

- La foto valía más que mil notas de prensa sobre reconciliación. Sería importante que esos gestos se repitieran en el futuro, pero para que se produzcan requieren de una reflexión individual. Rosa Rodero y Cristina Sagarzazu han hecho este esfuerzo, pero no se lo podemos exigir a todas las víctimas. A las instituciones sí les pediría que contribuyan a que estos gestos se repitan.
- Josu Puelles no lo ve igual. Entiende que no hay reciprocidad en el mundo de Batasuna.
- Estos gestos no son exigibles a todas las víctimas y menos a familiares de víctimas recientes. Puelles fue asesinado hace año y medio y su hermano no ha tenido tiempo de llegar a la reflexión de Rodero y Sagarzazu. La grandeza de estas dos mujeres es que tomaron la decisión sin esperar reciprocidad. 

   Intenta usted restar credibilidad, veracidad o importancia a la carta que dirigí a Rosa Rodero y Cristina Sagarzazu, con el vano argumento de la cercanía temporal del asesinato de mi hermano Eduardo Puelles, incapacitándome emocionalmente para realizar juicios reflexivos justos que usted identifica con el de ellas. Literalmente dice “…no ha tenido tiempo de llegar a la reflexión de Rodero y Sagarzazu…”. Cierto que no ha pasado ni año y medio desde entonces pero le puedo asegurar que he recibido multitud de llamadas y mensajes de otras víctimas de ETA, algunas con más tiempo para la reflexión que las propias Rosa y Cristina, y todas me han transmitido su apoyo y han suscrito al ciento la carta remitida. Entiendo que salga en defensa de Rosa y Cristina, pues ambas forman parte del colectivo que usted dirige, Lokarri, han suscrito el documento de adhesión a la Declaración de Bruselas que usted ha promovido y han dejado en su revista perlas verbales como “No es a ETA a la que hay que derrrotar es a la violencia… las víctimas de ETA somos la consecuencia de un conflicto no resuelto y ya es hora de hablar del problema que todos tenemos encima, de sus causas y de sus consecuencias”. (Cristina Sagarzazu,28-11-06). Lo cual me anima a ratificarme en todas y cada una las argumentaciones que expuse en esa carta.
   Si tengo que dejar pasar quince años para llegar a este tipo de reflexiones, espero que, llegado el momento, me incapaciten legalmente para el resto de mis días.
     
   Asimismo, el señor Paul Ríos, vierte la siguiente opinión en relación al documento de bases de Principios rectores para un final de ETA sin impunidad, que han confeccionado el 99% de las asociaciones y fundaciones víctimas del terrorismo. La pregunta y su respuesta es la siguiente:

¿Qué opina del manifiesto hecho público por las asociaciones de víctimas esta semana?
- Hay que diferenciar algunas asociaciones del colectivo de víctimas. A algunas agrupaciones se les han roto los esquemas. Siempre han apostado por la derrota de ETA y ahora están descolocadas por la posibilidad de que la violencia desaparezca por sí misma. Como querían la derrota y la humillación, están alzando su voz. Luego está el tema penitenciario. Las víctimas tienen qué decir en reconciliación, reintegración... pero las cuestiones penitenciarias corresponden a las instituciones. Estas asociaciones se oponen a una mesa de partidos porque es algo extraparlamentario y luego ellas quieren suplantar a las instituciones. Eso no les compete.

   Sin querer entrar en una deriva de réplicas y contraréplicas, aprovecho este blog para rebatir al señor Paul Ríos sus argumentos al respecto.

   Veamos, Lokarri es una organización social, independiente y plural que lucha por la paz y la normalización de la convivencia en Euskal Herria...La misión, el proyecto y la propia denominación de esta red ciudadana se vinculan a este compromiso que pretende reflejar la voluntad social mayoritaria de acuerdo, consulta y reconciliación.
  
   Así, al menos, se define en su página web. En realidad son los herederos de aquel otro movimiento ciudadano llamado Elkarri, que con una autopretendida aureola de imparcialidad y pluralismo ciudadano, no tuvieron ningún reparo en poner su firma, junto a la de ETA, en el Pacto de Lizarra, de nefasto resultado para la convivencia democrática, tanto política como social, del País Vasco, en la que literalmente, discriminaban del ámbito de decisiones políticas a la mitad de la ciudadanía vasca, señalándolas, además, como los enemigos de lo que ellos denominan Euskal Herria, representada en los partidos como el PSE, PP, UPN, CDN, etc...
   Más adelante definen sus objetivos: "Lokarri debe servir para unir, sin exclusiones y sin vencedores ni vencidos, en el proceso de solución. La misión de Lokarri es, por ello, ser lo que sirve para unir, en concreto, hacer de la propuesta de acuerdo, consulta popular y reconciliación un factor de unidad e integración social y política. "
Y para conseguir sus objetivos los basan en los siguientes principios:
   * La defensa de la no violencia, la vida y los derechos humanos como absoluto ético. Ninguna causa justifica el uso de medios que atenten contra la dignidad humana. Los derechos y libertades fundamentales tanto en sus expresiones individuales como colectivas deben respetarse sin excepciones.
   * La opción por el diálogo sin exclusiones y el pluralismo como fundamento de la convivencia. La diversidad de nuestra sociedad exige un esfuerzo constante de diálogo e inclusión. La no unilateralidad, el acuerdo y la obligación de pactar son criterios básicos para nuestra convivencia.
   * El respeto a la voluntad popular y a los principios democráticos como regla básica de la política. Nuestra sociedad tiene la capacidad y la voluntad de decidir sobre su futuro sin vetos, ni imposiciones, y mediante procedimientos exclusivamente democráticos. Esta voluntad debe ser políticamente respetada y legalmente encauzada. 

   Y ya vale de hacerles propaganda que con lo que hay, ya tenemos suficiente.

   Bien, en realidad, y ciñéndonos a sus propias definiciones, es obvio, que nacen viciados de origen. Afirman ser independientes y plurales, (cuando en realidad querrían decir independentistas y singulares), pues asumen como punto de partida irrenunciable la necesidad de una consulta, a la que se ha de llegar por vía del acuerdo para conseguir la reconciliación. Este acuerdo debe hacerse sin exclusiones, sin vencedores ni vencidos, o sea, con ETA y sin reprocharles nada, ni por los medios usados, ni por sus fines ideológicos (al fin y al cabo comparten los mismos objetivos), ni por los asesinatos cometidos, los heridos ocasionados, los obligados al exilio. Y mucho menos sin posibilidad de aplicárseles justicia, (por cierto, ¿habeis visto por algún lado de su página web esta palabra como eje vertebrador de la reconciliación futura? No, verdad. Que curioso que la misma se ignore y en cambio sea imprescindible para alcanzar dicha reconciliación, el acuerdo, la negociación, el diálogo, la defensa del pluralismo, en fin, patético).
   Para Lokarri (o sea Paul Ríos) lo determinante es que no haya violencia en el contexto de ese acuerdo o diálogo, pero poco dicen de la violencia habida y que ha servido de coacción para, entre otras cosas, asumir la necesidad de llegar a una negociación con los terroristas, a un acuerdo.  La ausencia de violencia exigida hay que entenderla como un recurso semántico para no reclamar a ETA su  completa, absoluta y definitiva desaparación. La ausencia de violencia,  así entendida, se circunscribe, exclusivamente,  al resultado activo de la misma, a la comisión directa del acto violento, es decir, al asesinato concreto, a la colocación de artefactos explosivos, extorsiones a los empresarios, amenazas directas, etc... Pero la sociología y la psicología moderna amplían el campo hermenéutico de la violencia, no sólo a esas expresiones, si no a la violencia en estado latente, como amenaza subliminal o implícita en nuestras actitudes. En nuestra sociedad hay ejemplos claros de este tipo de violencia latente. Por ejemplo, un hogar donde se llevan produciéndose agresiones de violencia de género (sobre la mujer) o doméstica (sobré hijos, padres, etc...), de forma sistemática y duradera, por parte del cónyuge, o del miembro familiar que sea, no deja de estar sometida a esa violencia por el mero hecho de que haya días que el victimario no realize acciones activas violentas. Su sóla presencia en el hogar es motivo de generación de un estado de temor, sentido por sus posibles víctimas, que vivirán, en el mejor de los casos, en una situación de violencia latente, a la espera de la reacción violenta activa  del victimario en cuanto éste entienda que tiene el menor motivo para iniciarla. 
   Otro ejemplo: Nadie entendería que no existe, al menos, una violencia latente, subliminal o implícita si viéramos a ciudadanos paseándose por la calle con un bate de beisbol o portando un cuchillo o navajas. Aunque en ese momento no amenazaran a nadie directamente, es obvio, que la violencia latente en esas actitudes es evidente y el efecto que provocan es de temor. 
   Esta es la situación que queda recreada por  la fórmula verbal "ausencia de violencia". ETA, lleva asesinando, extorsionando, amenazando, más de cincuenta años. Su mera existencia, por lo tanto, es una forma de seguir ejerciendo la violencia, aunque no haya acciones activas violentas. Es una amenaza directa, que los interlocutores de un hipotético diálogo no pueden permitir. Así entendida esta "ausencia de violencia", puede ser aprovechada por su brazo político para extraer de sus interlocutores concesiones, so pena de  advertirles que son necesarias para contentar a la bestia y así poder continuar en una situación de "ausencia de violencia", concesiones que,  sin la mera existencia de la banda terrorista, les sería imposible o muy difícil de conseguir.
   Pues bien, esta idea es la que subyace en la famosa Declaración de Bruselas, que a instancias de la propia izquierda abertzale y patrocinada por Lokarri, el amigo Brian Currin, con la  ignorante complicidad de diversas personalidades internacionales, nos  ha querido colar y a la que se remiten continuamente los terroristas y sus adláteres.
   Por otra parte, asumir la necesidad de una negociación para alcanzar un acuerdo lleva implícito la cesíón de algo, es decir, esperan que el Estado Democrático de Derecho ceda a alguna de las pretensiones de la otra parte, que por otro lado, quedan muy claras desde el principio, el acuerdo sólo debe de llevar a la realización de una consulta popular (eufemismo con el que quieren esconder el concepto independentista o separatista). Pero lo realmente perverso de su visión-misión es que, a pesar de repetir continuamente las palabras diálogo, acuerdo, consulta y reconciliación, ese acuerdo, esa negociación, ese diálogo, ha de hacerse a espaldas y fuera de los procedimientos democráticos de un Estado de Derecho, amén de realizarse bajo una situación de violencia latente, como ya hemos visto. Es decir, no se han de realizar a través de los parlamentos, ni de los procedimientos legales previstos en nuestra democracia. No, ha de hacerse a través de una mesa de partidos, sin exclusiones de agentes sociales, etc... y su resultado final, o sea, el acuerdo al que se llegue, lo tiene que respetar el Estado de derecho, sin someterse a sus reglas y procedimientos, o sea, al imperio de la Ley. Poco importa que ese acuerdo sea ya de por sí contraria a los principios democráticos, pues no sólo se ha adecuado a ninguno de su procedimientos, si no que además su esencia substantiva es contratria a la misma. Pues  no contentos que este planteamiento, califican esta forma de proceder como procedimientos exclusivamente democráticos. ¡¡¡Cuánta pedagogía democrática hace falta!!!.
   Este filia por el Acuerdo es  muy vasca. Así, no tendrán reparo en afirmar que los Fueros se consiguieron por este procedimiento o que el llamado Abrazo de Vergara estaba inspirado en el mismo principio. Es decir, los vascos podemos legislarnos mediante el acuerdo, al margen de las Leyes y procedimientos del momento. Ni que decir cabe que ya, sólo asumir este tipo de proceder político, es estremecedoramente antidemocrático, pues da por bueno el uso de la violencia política para forzar la racionalización de la idea de llegar a una negociación sobre los extremos en los que los violentos no estén de acuerdo. 
   Pues bien, si leéis detenidamente la respuesta que da sobre el acuerdo de bases alncanzado por las asociaciones y fundaciones de víctimas, no tiene ningún reparo (y no se le cae la cara a trozos), para afirmar que  "Siempre han apostado por la derrota de ETA y ahora están descolocadas por la posibilidad de que la violencia desaparezca por sí misma","Estas asociaciones se oponen a una mesa de partidos porque es algo extraparlamentario y luego ellas quieren suplantar a las instituciones. Eso no les compete.". Está claro que para el señor Paul Ríos no solo no hay que derrotar a ETA, no hay que deslegitimar su proyecto político para el que han usado la violencia, claro, él comparte dicho proyecto político, si no, que ni siquiera es democrático pedir justicia por los asesinatos comentidos, los heridos producidos, etc... Intentan confundir a la ciudadanía haciendo  incapié en la ausencia de violencia, pero todos sabemos ya que la violencia no es el problema. La violencia es el instrumento que ha utilizado, utiliza y utilizará ETA para imponer su proyecto político legitimado desde la política en dos pilares básicos: la falacia historicista del conflicto vasco y la defectividad de nuestra democracia. Dice que no es competencia de la asociaciones de víctimas suplantar a las instituciones, pero él y su organización no tienen ningún reparo en autoproclamarse impulsores y promotores de acuerdos antidemocráticos. Ahí es nada. Eso señor Ríos si es desvirtuar una democracia.

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