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Paseando por las páginas de los periódicos nos encontramos con este artículo de El Correo, donde el Sr. Ibarretxea advierte que el debate de la identidad no está pasado y que volverá. Lo curioso del caso es que este señor aprovecha cualquier foro, venga a cuento o no, para despacharse con su obsesión personal, que no es otra que la construcción nacional de Euskal Herria, basada en la propia identidad del pueblo vasco. En esta ocasión, la cita fue una conferencia sobre "la mujer en el siglo XXI". Y digo yo, ¿Que tendrá que ver una conferencia sobre este tema con la identidad vasca? Nada, pero a éste le da igual, mientras pueda soltar sus pesadillas ideológicas a diestro y siniestro.
Otro dato que me ha llamado la atención es el proceso mental, la ingenieria mental podríamos decir, en definitiva la arquitectura mental que tiene el Sr. Ibarretxe para sacar conclusiones de unas determinadas premisas. " Lamentó que en el nuevo siglo se haya producido una ausencia de valores e hizo especial hincapié en las sociedades en las que, a su juicio, no existe la separación de poderes y se juega en «campos confundidos». «Si una sociedad no tiene separación de poderes no tiene Constitución. La conclusión sería que ningún país del mundo tiene Constitución», subrayó". Veamos, según este señor ninguna sociedad tiene separación de poderes, (tampoco cuando el gobernaba por lo visto), es decir, equipara los sistemas políticos de la Europa democrática con cualquier pais africano, o de donde sea, gobernado por un dictadorcillo cualquiera y llega a la conclusión de que ningún país del mundo tiene Constitución. Impresionante. Para este señor los pilares de una sociedad son, atentos eh?, la innovación, la igualdad, la participación y la identidad. Y se queda tan ancho. Y yo que creía que eran los derechos humanos, que por el mero hecho de nacer ya los poseemos. Pues no, señores, para el señor Ibarretxe es la identidad la que guía nuestros destinos democráticos ya que «el que no sabe de dónde viene no sabe a dónde va, es un barco a la deriva». Para este señor los vascos no sabemos quienes somos, de donde venimos y a dónde queremos llegar. Sólo los nacionalistas saben quienes somos, para eso poseen la llave de la identidad, de donde venimos y a dónde vamos. Mire Sr.Ibarretxe, los vascos no necesitamos Mesías identitarios que nos diga cómo debemos sentirnos vasco, cuándo, donde y por qué. Si ustedes los nacionalistas no lo tienen claro es su problema, pero sólo el suyo, no el del resto de ciudadanos vascos que no pensamos como ustedes.
Después de este gran argumento político-filosófico-social, llega a la conclusión de que en España no hay Constitución y donde «hay jueces metidos a políticos, políticos metidos a jueces y periodistas metidos a políticos y jueces» y yo añadiría, políticos metidos a historiadores, como ustedes, que interpretan y manipulan la historia en su beneficio ideológico. Continua diciendo que la disyuntiva es «si se sigue construyendo desde el poder o desde la garantía de los derechos» e insistió en que «la identidad está detrás de todos los proyectos de desarrollo sano en el mundo». Bueno, yo pensaba que los pilares de una sociedad eran la innovación, la igualdad, la participación y la identidad, pero ahora va y nos larga que lo de la garantía de derechos. Este señor, que se ha aprovechado del poder político legítimo, emanado de la Constitución y del Estatuto, para recrear todo un universo identitario vasco, donde ha gastado dinero público para presentar su famoso plan independentista, viene ahora y no larga que no se puede hacer desde el poder, si no, desde la garantía de derechos. A parte del galimatías que supone todo esto, ¿A que derechos se refiere este señor? Porque es evidente que no se refiere a los derechos individuales de los ciudadanos, asesinados por el terrorismo con el que comparte ideología y fines políticos, ah, deben de ser los de la entelequia del pueblo vasco. Y finaliza diciendo que el debate primordial del siglo XXI es el de la identidad. Claro, ahora entiendo porque ponen tantas pegas a la presencia de las víctimas en las aulas. Eso es completamente secundario o terciario.
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