Aquí os dejo la noticia, aparecida en prensa, sobre una carta remitida por ocho presos etarras que, entre otras cosas, piden reconocer y reparar a las víctimas del terrorismo. Entre estos ocho presos están Carmen Guisasola y Joseba Urrusolo Sistiaga, que ya hace unos meses remitieron otra carta de suma dureza contra ETA y su brazo político, por cómo estaban llevando el proceso que debiera desembocar en el final de la violencia terrorista con fines políticos. Ni que decir tiene que, tanto esa carta, como esta última, han sido silenciadas y censuradas en el panfleto diario GARA, en otro ejercicio sublime de respeto a la libertad de expresión y derechos ciudadanos que ellos no paran en reclamar cuando se les prohíbe una manifestación, encartelada o lo que sea. Ya me gustaría que comentaramos que os parece esta noticia. Reflexionaremos al respecto.
El mundo de la izquierda abertzale sigue dando pasos en la dirección del final de la violencia. Si hace 15 días fue la dirección de esa fuerza política la que pidió a ETA, desde Pamplona, que no fuera un obstáculo para sus planes políticos, este fin de semana el movimiento procede de un sector de los presos de ETA.
Ocho de ellos publicaron ayer una carta dirigida al colectivo de presos de la banda en la que, por vez primera, le plantean el "reconocimiento-reparación de los daños causados" a las víctimas del terrorismo. La exigencia se encuadra en una reflexión sobre su papel en el nuevo proceso de final de la violencia que han abierto Arnaldo Otegi y Rufi Etxeberria. Una cuestión clave pues la mayoría de los militantes de ETA están en la cárcel.
Entre los firmantes de la carta figuran militantes muy relevantes de la etapa más sanguinaria de ETA, la de los años ochenta, y con muchos años de cumplimiento de condena, como Carmen Guisasola, Joseba Urrusolo, Kepa Pikabea y Rafael Caride. También la firman Andoni Alza, Koldo Carrasco, Fernando de Luis Astarloa y Josu García, en representación de unos 30 o 40 presos.
Todos ellos están fuera de la disciplina de ETA en Nanclares de Oca (Álava) y cárceles próximas a Euskadi, y han dirigido en el pasado cartas críticas a la dirección de la banda por su fracaso en la persistencia del terrorismo. Pero en esta misiva asumen el proceso de fin de la violencia que ha planteado la izquierda abertzale y reclaman al colectivo de 572 presos de la banda que no sean sujetos pasivos, como en procesos anteriores, en los que no fueron tenidos en cuenta, sino que intervengan activamente en él, como hicieron los presos del IRA en el proceso de paz irlandés. Lo hacen, además, en un momento en que ETA no se ha definido ante el envite que le ha hecho la izquierda abertzale para que abandone la violencia.
Siguiendo el modelo de los presos del IRA, proponen a sus compañeros encarcelados que "participen en la reflexión política del proceso" y que para ello se acojan a los beneficios penitenciarios. "[Los presos de IRA] adaptaron las dinámicas a la nueva fase [del proceso de paz], pedían el cambio de grado y salían de permiso para participar en los debates y asambleas a favor del cambio de ciclo", recuerda la carta.
La carta reprocha al sector duro de la izquierda abertzale, que en contraste con lo sucedido en Irlanda, siga planteando la cárcel como un "frente de lucha" y reclama el cambio de esa mentalidad, que "ha impedido que los presos podamos acogernos a algunos derechos que nos corresponden", como poder salir en tercer grado o en libertad condicional.
Con ese argumento animan a los presos a romper con la disciplina férrea de ETA en las cárceles. Al plantear las prisiones como "frente de lucha", la banda les cierra el paso a la libertad y la participación política. La carta se publica pocas semanas después de que fueran encarcelados varios abogados de presos de ETA que ejercían como comisarios políticos de la banda en el cumplimiento de la disciplina férrea.
La misiva, dirigida al colectivo de presos de ETA, pretende ser la punta de lanza de ese movimiento en el que una amplia mayoría de presos, sobre todo veteranos, apuesta por el proceso de final de la violencia iniciado por Arnaldo Otegi y Rufi Etxeberria, sin llegar a la ruptura con la dirección de la banda. Se produce, además, cuando hay noticias de que un núcleo de presos pretende recoger una adhesión masiva a dicho proceso.
Pero esta carta va más allá cuando reclama a los presos que se sumen al proceso desde la cárcel, sin esperar a que ETA se defina, y que rompan con su disciplina férrea: "Algunos hemos empezado a dar pasos concretos [en la necesidad de poner fin a la lucha armada y de avanzar por vías exclusivamente pacíficas] y queremos hacerlo de la mejor manera posible como aportación a la búsqueda de una solución global". O cuando dice: "Aquí sigue siendo tema tabú el poder salir de permiso, el poder salir en tercer grado o en libertad condicional".
La carta no cuenta con el apoyo oficial de la izquierda abertzale, que quiere evitar la ruptura con ETA y a la cual esta misiva pone en riesgo. Pero tampoco la descalifica. De hecho, alguno de los firmantes ha salido de prisión de permiso de fin de semana y ha sido muy bien recibido por la izquierda abertzale local, en contraste con lo que sucedía años atrás con los disidentes.
La carta da un paso adelante en un punto crucial para el fin de la violencia, como es el reconocimiento-reparación de las víctimas del terrorismo, que ya planteó Josu Ternera, al socialista Jesús Eguiguren en las conversaciones previas al frustrado proceso de paz de 2006. "También hay que plantear el tema de las víctimas y el reconocimiento-reparación de los daños causados. Hay que tener en cuenta que es un tema delicado por lo que no debemos plantearlo como un nudo que bloquee", señala la carta.
Una vez más, los ocho presos recurren a los procesos de paz de Irlanda y de Sudáfrica ante esta cuestión. "Debemos de asumirlo como un acto de reconocimiento a las consecuencias del conflicto, tal y como lo asumieron en los acuerdos de paz en Sudáfrica e Irlanda. Como ellos hicieron, hay que empezar a abrir espacios de entendimiento y acercamiento entre las personas para facilitar la comunicación que ayude a crear un clima favorable a la superación de las heridas creadas por tantos años de conflicto".
Las claves del documento
- Reparación a las víctimas. "Hay que plantear al tema de las víctimas y el reconocimiento-reparación de los daños causados. Hay que tener en cuenta que es un tema delicado por lo que no debemos plantearlo como un nudo que bloquee. Pero debemos de asumirlo como un acto de reconocimiento a las consecuencias del conflicto (...). Hay que empezar a abrir espacios de entendimiento y acercamiento entre las personas para facilitar la comunicación que ayude a crear un clima favorable a la superación de las heridas".
- Participación política. "En Irlanda, los presos (...) pedían el cambio de grado y salían de permiso para participar en los debates y asambleas a favor del cambio de ciclo".
- Beneficios penitenciarios. "En la izquierda abertzale algunos siguen planteando la cárcel como un frente de lucha. Han evitado que los presos tomaran parte en la reflexión que se estaba realizando en los pueblos".
EL PAÍS, 16/5/2010
Entre los firmantes de la carta figuran militantes muy relevantes de la etapa más sanguinaria de ETA, la de los años ochenta, y con muchos años de cumplimiento de condena, como Carmen Guisasola, Joseba Urrusolo, Kepa Pikabea y Rafael Caride. También la firman Andoni Alza, Koldo Carrasco, Fernando de Luis Astarloa y Josu García, en representación de unos 30 o 40 presos.
Todos ellos están fuera de la disciplina de ETA en Nanclares de Oca (Álava) y cárceles próximas a Euskadi, y han dirigido en el pasado cartas críticas a la dirección de la banda por su fracaso en la persistencia del terrorismo. Pero en esta misiva asumen el proceso de fin de la violencia que ha planteado la izquierda abertzale y reclaman al colectivo de 572 presos de la banda que no sean sujetos pasivos, como en procesos anteriores, en los que no fueron tenidos en cuenta, sino que intervengan activamente en él, como hicieron los presos del IRA en el proceso de paz irlandés. Lo hacen, además, en un momento en que ETA no se ha definido ante el envite que le ha hecho la izquierda abertzale para que abandone la violencia.
Siguiendo el modelo de los presos del IRA, proponen a sus compañeros encarcelados que "participen en la reflexión política del proceso" y que para ello se acojan a los beneficios penitenciarios. "[Los presos de IRA] adaptaron las dinámicas a la nueva fase [del proceso de paz], pedían el cambio de grado y salían de permiso para participar en los debates y asambleas a favor del cambio de ciclo", recuerda la carta.
La carta reprocha al sector duro de la izquierda abertzale, que en contraste con lo sucedido en Irlanda, siga planteando la cárcel como un "frente de lucha" y reclama el cambio de esa mentalidad, que "ha impedido que los presos podamos acogernos a algunos derechos que nos corresponden", como poder salir en tercer grado o en libertad condicional.
Con ese argumento animan a los presos a romper con la disciplina férrea de ETA en las cárceles. Al plantear las prisiones como "frente de lucha", la banda les cierra el paso a la libertad y la participación política. La carta se publica pocas semanas después de que fueran encarcelados varios abogados de presos de ETA que ejercían como comisarios políticos de la banda en el cumplimiento de la disciplina férrea.
La misiva, dirigida al colectivo de presos de ETA, pretende ser la punta de lanza de ese movimiento en el que una amplia mayoría de presos, sobre todo veteranos, apuesta por el proceso de final de la violencia iniciado por Arnaldo Otegi y Rufi Etxeberria, sin llegar a la ruptura con la dirección de la banda. Se produce, además, cuando hay noticias de que un núcleo de presos pretende recoger una adhesión masiva a dicho proceso.
Pero esta carta va más allá cuando reclama a los presos que se sumen al proceso desde la cárcel, sin esperar a que ETA se defina, y que rompan con su disciplina férrea: "Algunos hemos empezado a dar pasos concretos [en la necesidad de poner fin a la lucha armada y de avanzar por vías exclusivamente pacíficas] y queremos hacerlo de la mejor manera posible como aportación a la búsqueda de una solución global". O cuando dice: "Aquí sigue siendo tema tabú el poder salir de permiso, el poder salir en tercer grado o en libertad condicional".
La carta no cuenta con el apoyo oficial de la izquierda abertzale, que quiere evitar la ruptura con ETA y a la cual esta misiva pone en riesgo. Pero tampoco la descalifica. De hecho, alguno de los firmantes ha salido de prisión de permiso de fin de semana y ha sido muy bien recibido por la izquierda abertzale local, en contraste con lo que sucedía años atrás con los disidentes.
La carta da un paso adelante en un punto crucial para el fin de la violencia, como es el reconocimiento-reparación de las víctimas del terrorismo, que ya planteó Josu Ternera, al socialista Jesús Eguiguren en las conversaciones previas al frustrado proceso de paz de 2006. "También hay que plantear el tema de las víctimas y el reconocimiento-reparación de los daños causados. Hay que tener en cuenta que es un tema delicado por lo que no debemos plantearlo como un nudo que bloquee", señala la carta.
Una vez más, los ocho presos recurren a los procesos de paz de Irlanda y de Sudáfrica ante esta cuestión. "Debemos de asumirlo como un acto de reconocimiento a las consecuencias del conflicto, tal y como lo asumieron en los acuerdos de paz en Sudáfrica e Irlanda. Como ellos hicieron, hay que empezar a abrir espacios de entendimiento y acercamiento entre las personas para facilitar la comunicación que ayude a crear un clima favorable a la superación de las heridas creadas por tantos años de conflicto".
Las claves del documento
- Reparación a las víctimas. "Hay que plantear al tema de las víctimas y el reconocimiento-reparación de los daños causados. Hay que tener en cuenta que es un tema delicado por lo que no debemos plantearlo como un nudo que bloquee. Pero debemos de asumirlo como un acto de reconocimiento a las consecuencias del conflicto (...). Hay que empezar a abrir espacios de entendimiento y acercamiento entre las personas para facilitar la comunicación que ayude a crear un clima favorable a la superación de las heridas".
- Participación política. "En Irlanda, los presos (...) pedían el cambio de grado y salían de permiso para participar en los debates y asambleas a favor del cambio de ciclo".
- Beneficios penitenciarios. "En la izquierda abertzale algunos siguen planteando la cárcel como un frente de lucha. Han evitado que los presos tomaran parte en la reflexión que se estaba realizando en los pueblos".
EL PAÍS, 16/5/2010
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