domingo, 28 de febrero de 2010

Más datos sobre la realidad social vasca.

El mito de la pureza por J.M.Ruíz Soroa
   Aquí os dejo otro artículo interesantísimo sobre la manipulación y tergiversación de la realidad social de este país que hace el discurso nacionalista/abertzale (que es lo mismo). Si a esta entrada, que aquí os dejo, le sumais la que os deje sobre las mayorías electorales en Euskal Herria, comprobareis en que consisten y sobre todo en que están preocupados los nacionalistas en su discurso. 

sábado, 27 de febrero de 2010

La Inteligencia de Egibar por Manuel Montero


  La inteligencia de Egibar. Recopilación de frases por Manuel Montero.

   Os dejo otro enlace donde el profesor Manuel Montero hace una recopilación de frases del "amigo" Egibar, donde comprobareis la locuacidad del político nazionalista. No deja de repetir la palabra inteligencia. Cuando le oigais hablar o si perdeis el tiempo en leer alguan entrevista suya, fijaros cuantas veces pronuncia dicha palabra. Yo me he echado unas risas, espero que vosotros también. Al final sólo se me ha ocurrido una frase que decicarle al burukide: "NO SE COMO TANTA CABEZA DA PARA TAN POCO".

Sobre la última propuesta abertzale

  El Parto de los Montes. Artículo de Manuel Montero

   Hola, os dejo un enlace de un artículo buenísimo de Manuel Montero sobre la última propuesta abertzale, ésa que dicén que nos va a traer por fin la democracia a los vascos. Me descojono. Que la disfruteis, yo hasta me he echado unas risas.

martes, 23 de febrero de 2010

Otra web amiga de la libertad

Fundación Para La Libetad

   Hola, os dejo un enlace en el título de esta entrada de otra web imprescindible para entender "el conflicto vasco". Muy recomendable por la altura de los intelectuales que en ella dejan sus artículos de opinión. Que la disfruteis.

domingo, 21 de febrero de 2010

Datos históricos sobre Euskal Herria

¿Se aprobó la constitución en el País Vasco? 
  Para los desmemoriados o los amnésicos interesados de la historia de Euskal Herria os dejo un par de datos que considero muy relevantes sobre el daño que hacen algunos partidos políticos a base de repetir inexactitudes, tergiversaciones, verdades a medias (la peor de las mentiras)  o mentiras disfrazadas de verdad sobre la historia de Euskal Herria. Inexactitudes, tergiversaciones o mentiras que a base de repetirlas de manera sistémica y continuada, terminan por asentarse en la psique de los ciudadanos hasta el punto que terminan disfrazándose en nuestro proceso mental como verdades históricas.
   El primero de los datos es en referencia al referendum sobre la Constitución en en el País Vasco. En el enlace de arriba os dejo un estudio realizado por Pedro Hernandez Barbadillo de la Fundación Para La Libertad sobre el referendum en cuestión. Lo mejor de todo es que dicho estudio se realizó teniendo en cuenta los resultados del referendum sólo en el País Vasco, sin contar con Navarra. Si  el estudio hubiera tenido en cuenta lo que los nacionalistas denominan Hego Euskal Herria, (esto es, Bizkaia, Araba, Gipuzkoa eta Nafarroa, que yo sepa),  la abstención hubiera disminuído del 55'3% al 51'2%. De los votos emitidos para el conjunto de Hego Euskal Herria el 70'80% voto SÍ a la Constitución, mientras el 21'5 % voto explicitamente NO a la Constitución. Mi conclusión: La Constitución Española fue aprobada mayoritaria y abrumadoramente por el Pueblo Vasco ¿o nó? Tú que opinas.
  Otro de los datos que os quiero traer a colación es la matraca de los partidos nacionalistas cuando hablan de que la mayoría social del Euskal Herria es nacionalista. Me he tomado la molestia de analizar los datos de las últimas elecciones al Parlamento Vasco de 2009 y las elecciones al Parlamento Navarro de 2007,  así como contabilizar el voto nulo existentes en las dos elecciones y que fue promovido por Batasuna-ETA. El voto nulo aproximado referido a este mundo es de 111.000 votos para la suma de las dos elecciones mencionadas y para el conjunto de Hego Euskal Herria, una vez descontados los votos nulos técnicos que  siempre hay en unas votaciones. Los votos a partidos claramente nacionalistas (PNV, EA, ARALAR, BATASUNA, NAFARROA BAI) ascendieron al 46'2% de los votos emitidos, mientras los votos a partitdos no nacionalistas (PSE, PP, UPN, CDN, UPyD, EB) ascendió al 49'8% de los votos emitidos. ¿Donde se encuentra pues en Hego Euskal Herria esa mayoría social nacionalista ( y no nacional socialista, ¡ojo!) de la que tanto se jactan? En los enlaces de arriba os dejos los resultados oficiales de ambas elecciones. Echar cuentas.

sábado, 20 de febrero de 2010

Cambio político en Euskadi.

Cambio político en Euskadi
   Bueno, aquí os dejo un enlace de una página web imprescindible para entender lo que ha pasado y lo que está ocurriendo en Euskadi. Os la recomiendo fervorasamente porque todos los artículos que posee son de un altísimo nivel intelectual y probablemene os ayudaran a entender el problema político que hemos vivido y estamos viviendo en Euskadi. Yo me he permitido traeros como entrada la última parte de "Tejiendo la historia de la libertad", dedicada a la memoria de las víctimas de ETA, escrita por Joseba Arregi, uno de los intelectuales mejor y más cualificados del panorama político vasco. Os podeis adherir a la misma en el enlace correspondiente, comentar los artículos etc...Espero que os guste y os ilumine.

La memoria de los asesinados por ETA


Una mirada a la historia de la violencia terrorista a lo largo de los últimos treinta años basta para ver la verdad de lo dicho en las anteriores líneas. La memoria concreta de los asesinados por ETA es el ejemplo que dota de fuerza a las ideas presentadas en las antecedentes reflexiones. La memoria de los asesinatos de ETA pone de manifiesto que nada de lo dicho sobre los riesgos de la libertad es una abstracción. La memoria de los asesinados por ETA muestra a las claras que el esfuerzo argumentativo por entender la democracia no es un mero esfuerzo mental sin conexión alguna con la realidad, sino algo necesario para entender esa memoria y hacer frente a lo que ha causado todos esos asesinatos.

Se trata de asesinatos. Ninguno de los que han sucumbido al terror de ETA quería dar su vida por nada. Los menos eran conscientes de su posible sacrificio a favor de la libertad de la ciudadanía. Todos querían vivir.   La vida les fue arrebatada con violencia. Por ETA. Porque ETA no aceptó la transición. Porque ETA no aceptó la reforma. Porque ETA no aceptó el acuerdo entre los vascos que veían de forma diferente su relación con Euskadi. Porque ETA no aceptó la democracia española, no aceptó la Constitución, ni tampoco el Estatuto. Porque ETA no aceptó el estado de derecho, ni la diferencia, ni la pluralidad, es decir, la ciudadanía.

        Cada asesinado por ETA es un monumento al Estado de derecho

Lo que ETA ha practicado todos estos años es la negación del elemento constitutivo del Estado de derecho, el monopolio legítimo de la violencia. Esta negación aparece en la argumentación de todo el entorno del movimiento terrorista: no condenan la violencia de ETA porque están en contra de todas las violencias. Por lo tanto también en contra de la violencia legítima del Estado. Pero sin monopolio de la violencia no hay Estado. Y sin legitimidad de ese monopolio, sin someterlo a la presión permanente de tener que legitimarse, no hay Estado de derecho.

No es ninguna casualidad que en las pocas elucubraciones teóricas del entorno de ETA se haya escrito con claridad que ETA está en contra del sistema Estado, no sólo en contra del estado español y del estado francés, sino en contra del sistema Estado como tal. Y sobre todo está en contra de la obligación que asume el Estado de derecho de tener que legitimar su poder. Porque ello supone una limitación del poder absoluto, una limitación de la soberanía, una limitación de la voluntad del pueblo, su sumisión al derecho.

ETA no puede aceptar ningún tipo de sumisión, ni siquiera al derecho -a los derechos humanos- porque el único derecho que está dispuesta a admitir es el derecho que bendice su violencia, su proyecto, su ideal, su sentimiento de pertenencia, su idea de la identidad vasca, su abstracción del pueblo vasco. Y ETA, como todo nacionalismo radical, no está en disposición a admitir limitación alguna a sus pretensiones, a sus deseos, que no otra cosa son sus llamados proyectos políticos: cauces políticos para la materialización absoluta de sus deseos y sentimientos -por eso prefieren tantas veces hablar de movimientos y de sentimiento en lugar de hablar de partido y de ideología-.

En cada asesinado ETA ha instaurado un monumento al Estado de derecho. En cada asesinado ETA ha pretendido acabar con el Estado de derecho, negándole el monopolio de la violencia y discutiendo la necesidad radical de tener que legitimar el poder. En cada asesinado ETA ha creado un monumento a la libertad que es el núcleo protegido y garantizado por el Estado de derecho. En cada asesinado ETA ha construido un obstáculo, imposible de superar, para su proyecto político.

         Cada asesinado por ETA invalida su proyecto político

Porque ETA actúa en función de una meta política. Las víctimas seleccionadas por ETA lo han sido en función de esa meta política: o porque representaban el monopolio de la violencia del Estado, o porque representaban la diferencia, inadmisible para ETA, en la realidad vasca, porque poseían, al asesinarlos, la cualidad de hacerle la vida difícil al Estado, y obligarle así a negociar con ella, y destruir con ello su pretensión de ser Estado de derecho en el pleno sentido de la palabra: admitiendo que existe otra violencia que debe reconocer. Los asesinados por ETA lo han sido por ser obstáculos en la realización de su proyecto político. Un proyecto político en el que los individuos como sujetos de derechos y de libertades no tienen ningún sitio. Un proyecto en el que lo único que importa es el pueblo, el colectivo en el que está sumergido cada individuo y en el que alcanza sentido como individuo: borrándose en nombre del colectivo pueblo vasco. En el proyecto político de ETA todo tiene importancia menos las personas individuales: el territorio, el pueblo vasco, los derechos colectivos, la autodeterminación colectiva, la nación cultural etnolingüística -y sólo como consecuencia de ésta la nación política, pero nación política exclusivamente como voluntad general-, el reconocimiento del pueblo vasco.

El individuo, sus derechos y sus libertades brillan por su ausencia. Y por la misma razón brilla por su ausencia en este proyecto político la nación política, como asociación voluntaria de individuos soberanos. La política pierde el sentido de contexto de libertad, de gestión de libertad, para ser la satisfacción obligada de algo predeterminado al individuo. -No es ninguna casualidad que en todas las formulaciones nacionalistas radicales aparezca o bien una vuelta a fórmulas del Antiguo Régimen, o una huida a la rueda revolucionaria sin comienzo ni fin-.

Considerado así el proyecto político de ETA es un proyecto en el que la violencia no es sólo un medio que pudiera ser distinto, sino algo muy adecuado a los fines que persigue. Porque esos fines sólo son alcanzables ejerciendo una considerable violencia sobre la realidad social compleja y plural de la sociedad vasca. Porque esos fines sólo son alcanzables por encima del valor del individuo y de sus derechos y libertades, por encima de la consideración de los individuos vascos como ciudadanos.

Por esta razón la memoria de las víctimas asesinadas es una lección en los derechos de los ciudadanos. En cada asesinado ETA ha instaurado el ejemplo de lo que es un ciudadano: porque en cada uno de ello ETA ha despreciado violentamente al individuo, su derecho, su libertad, su diferencia constitutiva, su complejidad identitaria, su voluntad de asociación con otros individuos, su capacidad de acordar reglas de convivencia sin someterse a destinos predeterminados ocultos en colectivos abstractos. Cada víctima asesinada de ETA es una lección de ciudadanía: la lucha diaria y permanente por la libertad y la democracia sólo es posible sobre la memoria y el respeto a los que ETA ha asesinado precisamente porque no los consideraba, no podía considerarlos en el contexto de su proyecto político, ciudadanos.

        La memoria de las víctimas es una cuestión profundamente política

La lucha por la libertad en la sociedad vasca se lleva a cabo en el campo de la memoria de las víctimas de ETA. Es un campo más amplio de lo que normalmente se cree. Es un campo más amplio del que ha llegado a ser aceptado en las tardías convenciones de lo políticamente correcto en Euskadi. Porque la memoria de las víctimas asesinadas por ETA es una memoria política. Y porque es una memoria política molesta, intranquiliza, desestabiliza las conciencias. Es difícil de entender que lo que durante tantos años ha sido el núcleo de toda la política vasca, el definidor supremo de la política vasca, pase a ser ahora, y de repente, algo sin relación alguna con la política, algo simplemente criminal.

Se trataría, si este intento llegara a buen puerto, de la forma más infame de hurtar a las víctimas de ETA de toda su dignidad, de todo su significado, de su condición de ciudadanos ejemplares de la historia contemporánea de Euskadi: significaría decir que no fueron asesinados en nombre de un proyecto totalitario político. Que fueron simples víctimas de la violencia criminal. Sería una nueva forma de asesinarlas, de robarles lo que les constituye como víctimas: la intención de ETA de eliminarlas del camino que conduce a la realización del proyecto político de ETA.

Este último esfuerzo por vaciar de contenido la memoria de las víctimas asesinadas por ETA, junto con muchos otros anteriores, dan testimonio de lo molesta que puede llegar a ser la memoria política de las víctimas. Esta memoria pone radicalmente en duda la legitimidad de un proyecto político, del proyecto político que las convirtió en víctimas. Esta memoria cuestiona directamente el proyecto político nacionalista de ETA y de todo su entorno, de ese entorno que todavía no sabe si quiere, o puede, o le dejan, condenar, sin condenar, a ETA. Esta memoria pone radicalmente en duda el proyecto revolucionario de ETA, el proyecto que trata de eliminar la realidad del Estado de derecho para colocar en su lugar un sujeto histórico revolucionario que sería ella misma y su poder  y violencia supuestamente liberadores porque no desembocan en ninguna organización estatal.

Pero esta memoria política de las víctimas asesinadas por ETA también plantea una interrogante para todos los proyectos nacionalistas y les dice que si comparten el proyecto político de ETA en su vertiente nacionalista, su proyecto tampoco es legítimo. Y si no lo comparten, o no lo comparten del todo, que están obligados a plantear su proyecto político nacionalista de una forma radicalmente diferenciada del proyecto político de ETA. No es el nacionalismo en abstracto el que queda condenado en cada asesinado por ETA. Sí, empero, formas concretas de nacionalismo, aquellas que comparten fines con ETA, aquellas que no saben definirse de forma distinta al nacionalismo de ETA, aquellas que permanentemente están mirando de reojo a ETA, aquellas que, explícita o implícitamente, se estructuran mentalmente de la misma forma que el proyecto nacionalista de ETA.

     Y no son los no nacionalistas quienes deben llevar a cabo el trabajo de establecer las diferencias adecuadas y necesarias. Son los propios nacionalistas vascos los que lo deben hacer. Pero nunca con cargo a la dignidad de las víctimas asesinadas. Nunca robándoles su significado político. Nunca por la vía fácil, por falsa, de liquidar nominalmente, ahora que interesa, la cualidad política de los crímenes de ETA. El salto mortal que implica pasar de afirmar que los presos de ETA son presos políticos, a afirmar que los atentados de ETA son simplemente crímenes y nada más, no es nada más que eso: un salto mortal sin red, sin argumentos, una farsa para intentar salirse de una soga que aprieta cada vez más, la soga de redefinir el proyecto nacionalista de forma autónoma respecto al proyecto político de ETA.

Nunca, ni en ningún lugar, ha sido posible tejer la historia de la libertad con la mirada puesta en el futuro sin soltar algunas ataduras del pasado. Tampoco el futuro en libertad de la sociedad vasca, el futuro en libertad de los ciudadanos vascos será posible si no sometemos a crítica las ataduras del pasado reciente. Y esas ataduras tienen mucho que ver con la postura que la sociedad vasca, que los vascos han, hemos, adoptado ante las víctimas asesinadas por ETA. La historia de esta posición es una historia de falta de libertad, es una historia de sometimiento, es una historia de huida ante el significado político de las víctimas asesinadas.

      La memoria de las víctimas lucha contra el olvido de la historia real y, por ello, es un ejercicio de libertad

Esta falta de libertad se puede apreciar perfectamente en el ocultamiento de la mayor parte de esta breve, pero cruda historia, en los esfuerzos por olvidar la historia real recurriendo a la muy reciente repulsa generalizada de la sociedad vasca ante los asesinatos de ETA. Porque ahora, en los últimos tiempos, la mayoría de la sociedad vasca rechaza la violencia y el terror de ETA, porque ahora la sociedad vasca está dispuesta a arropar a las víctimas familiares de ETA, a mostrarles su cariño, incluso a rendirles homenajes, se quiere hacer ver que eso ha sido así a lo largo de estos últimos treinta años. Pero no es más que un acto de falta de libertad ante la propia historia.  

Porque durante la mayor parte de estos últimos treinta años las víctimas asesinadas no han existido en el espacio social público vasco, porque a los largo de casi los últimos treinta años de historia vasca los asesinados de ETA no eran los asesinados de ETA, sino las víctimas del CONFLICTO. Porque a lo largo de muchos de esos últimos treinta años las víctimas asesinadas por ETA eran algo que se podía llegar a comprender, porque no había democracia real en Euskadi, porque nada había cambiado respecto a la dictadura de Franco, porque el pueblo vasco no era reconocido, porque el Estado, España, Francia pisoteaban los derechos colectivos de los vascos, los derechos de Euskal Herria, porque el Estado no reconocía al Pueblo vasco, a Euskal Herria y sus derechos, porque, de reclamar la desaparición de la violencia, era preciso exigir la desaparición de todas las violencias. Y la existencia misma del estado español era ejemplo cruel de la existencia de una violencia que, además, pretendía ser legítima.

La realidad de los asesinados por ETA ha sido una realidad que ha tenido que ir haciéndose sitio poco a poco contra el olvido, la animadversión, la irritación, la comprensión de los verdugos, el poder de ocultamiento del lenguaje, los intereses del nacionalismo vasco, el deseo de comodidad de demasiados. La sociedad vasca ha estado atrapada en esa maraña de miedo, comprensión, olvido, ocultamiento, comodidad, hipocresía, legitimación fácil de la violencia y el terror, disposición a exculpar lo que no debiera haber contado nunca con ninguna disculpa de ninguna clase. Ese estar atrapada de la sociedad vasca ha significado, y todavía sigue significando en la medida en la que no se la reconoce, falta de libertad, una falta seria de libertad para los vascos.

Porque no se trata sólo de ver ahora que la violencia de ETA nunca ha tenido sentido. Se trata de preguntarse por qué durante tanto tiempo hemos podido pensar, demasiados han podido pensar, que sí lo tenía. Porque no se trata sólo de pensar y sentir que las víctimas familiares de los asesinados por ETA necesitan el arrope y el cariño de las instituciones públicas vascas, y de los ciudadanos vascos, sino de mirarse al espejo y preguntarse: dónde he estado yo, qué he hecho yo, qué he pensado, qué he sentido, cómo me he comportado a lo largo de esta espeluznante historia de violencia y terror que ha surgido en el seno mismo de la sociedad vasca. Mientras no se lleve a cabo este ejercicio, al menos en intento, la sociedad vasca no será del todo libre, no se liberará de su propio pasado, un pasado del que no podemos sentirnos nada orgullosos.

De las dificultades de esta mirada crítica necesaria de nuestro propio pasado dan muestra los esfuerzos de lenguaje por ocultar el problema. Se habla de la necesidad de arropar y de dar cariño a las víctimas familiares de los asesinados. Se habla de la necesidad de una deslegitimación social de la violencia y de ETA. Pero se tiene mucho cuidado en no incluir el calificativo de político, ni en lo que se refiere al significado de las víctimas asesinadas, ni en lo que a la deslegitimación de ETA se refiere.

Pero no hay liberación  de un pasado del que necesitamos librarnos criticando nuestro comportamiento si usamos el lenguaje para ocultar la realidad. Los asesinados fueron asesinado en nombre de un proyecto político. La violencia de ETA es una violencia política, de intencionalidad y de naturaleza política. No son crímenes pasionales, ni crímenes motivados por la avaricia. Lo que con la violencia de ETA, con la legitimación directa e indirecta de ETA ha estado en juego, es la definición política de la sociedad vasca, el valor del acuerdo político que constituye a la sociedad vasca como sociedad política, el Estatuto de Gernika.

Por estas razones, la deslegitimación de la violencia de ETA no puede ser menos que política si no quiere seguir incidiendo en una legitimación indirecta del terror. Por estas razones, la deslegitimación del terror de ETA debe ser una deslegitimación política, una crítica radical de su proyecto político. Por eso la memoria y el respeto de las víctimas asesinadas debe ser una memoria y un respeto profundamente políticos. Porque nos va en ello nuestra propia definición como sociedad política.

No nos libraremos del pasado si no lo reconocemos. Y no lo reconocemos cuando nos gustamos en la frase de que la sociedad vasca mayoritariamente ha condenado la violencia y se ha enfrentado a ETA. No reconocemos el pasado cuando queremos vernos en el espejo como la sociedad que siempre ha estado con las víctimas familiares de los asesinados. No reconocemos el pasado cuando olvidamos que no hemos querido ver a las víctimas familiares de los asesinados porque su presencia nos molestaba. Y su presencia nos molestaba porque nos colocaba frente a nuestra falta de crítica radical a ETA y su uso de la violencia. Su presencia nos molestaba porque sabíamos que nos obligaba a preguntarnos si no habíamos contribuido indirectamente a crear un ambiente, una atmósfera social, cultural, ideológica, simbólica, de lenguaje, en el que ETA podía respirar y sobrevivir.

La memoria de las víctimas asesinadas, el respeto a esa memoria es un ejercicio de libertad. Un ejercicio que no terminamos de hacer, porque no queremos vernos en nuestra historia de los últimos treinta años. Pero si no nos enfrentamos a esa historia, seguiremos atadas a ella, y ella nos dominará, e impedirá que podamos modelar el futuro con algo de libertad. En la posición que consigamos adoptar en relación a nuestra actitud respecto a las víctimas asesinadas se juega nuestra libertad futura.

La cuestión de la memoria de las víctimas y del respeto que les debe la sociedad vasca no es una cuestión de virtudes privadas, de cariño, de arrope. Es una cuestión profundamente política. Es una cuestión estrechamente ligada a la libertad de cada uno de nosotros. Y la libertad es el núcleo fundamental de la política. No la identidad, no la demarcación frente al extraño o extranjero. Cuánto menos la construcción del extraño o del extranjero y su elevación a la categoría de enemigo. ETA ha constituido a las víctimas asesinadas como preguntas radicales sobre nuestra voluntad de libertad.

La forma correcta de responder a esa pregunta radical sobre nuestra voluntad de libertad se encuentra el ámbito nuclear en el que se define el carácter político de una sociedad, en su definición como sociedad política, en sus documentos, en sus instituciones fundacionales. La sociedad vasca se definió como sociedad política en virtud del acuerdo estatutario, gracias al pacto estatutario, con todas sus consecuencias. En ese pacto se recoge la memoria, se institucionaliza la memoria de las víctimas de la guerra civil y de la dictadura de Franco. Esa memoria es un fundamento de libertad para la sociedad vasca.

Dar continuidad a esa conquista de libertad establecida en el acuerdo estatutario requiere hoy en día referir los fundamentos del acuerdo estatutario, del pacto estatutario que constituye políticamente a la sociedad vasca, a la memoria de los asesinados por ETA, porque esa referencia implica un  nuevo compromiso con la libertad en el futuro. De esa manera la memoria de las víctimas quedaría institucionalizada en el ámbito que le corresponde, y los familiares de las víctimas asesinadas podrían pasar a gestionar su duelo en el ámbito privado, posibilidad que hasta ahora se les ha hurtado.

No es cuestión de promover una reforma estatutaria para introducir en el prólogo del mismo una frase que recuerde a las víctimas. No se trata de hacer de la mención explícita de las víctimas asesinadas un fetiche. Lo que importa es que en el Estatuto, en torno al Estatuto, como proclamación del Parlamento vasco, como acuerdo de todos los partidos políticos democráticos, en la figura que sea, se afirme solemnemente que la sociedad vasca sólo podrá entenderse políticamente con legitimidad democrática desde la proclamación del pluralismo, de la complejidad, del derecho a al diferencia interna, a la libertad de identidad y de sentimiento de pertenencia, porque en nombre de la negación de todo ello en la historia reciente vascos  han matado y asesinado.  Y que ello no puede volver a ocurrir.
EA exige a Ares que la Ertzaintza flexibilice su acoso a ETA

   La noticia no tiene desperdicio. Después de practicamente desaparecer de la escena política vasca tras las últimas elecciones autonómicas, EA  se ha convertido en el partido "correveydile" de la masa sociológica de ETA y sus franquicias políticas. Son los "relator" validantes de las apuestas posibilistas con que se están presentando Batasuna y cía.ante los ciudadanos vascos. El nivel de exigencia de EA hacia este mundo es pavorosamente nulo depués de todos los fracasos y decepciones que hemos vivido los ciudadanos de este país. Se creen a pies juntillas lo que dicen, y lo que es peor, intentan convencernos a los demás de las maravillas de las nuevas propuestas de la izquierda abertzale. La última de todas, solicitar que la Ertzaintza flexibilice su acoso a ETA para facilitar no sé que proceso. Como si la Ertzaintza fuera una policía privada de alguien, que actua en función de intereses privados. Las policías en los estados de derecho, están sometidos al mismo y por lo tanto, y entre otras obligaciones, están obligadas a prevenir y perseguir el delito, hallá donde se cometa y sea quien lo cometa, sin injerencias políticas, ni partidistas, al servicio exclusivo de la sociedad a la que sirven. En muchos casos se hará mejor, en otros peor y en casi todos con margen de mejora. 
   Pero si es cierto, como dicen, que la izquierda abertzale ha apostado definitivamente por las vías puramente políticas, democráticas y pacíficas, sin esperar a lo que diga o haga ETA, entonces, ¿En que debe influir el trabajo policial en la lucha antiterrorista?, ¿No debieran de darles lo mismo los resultados que obtenga la Ertzaintza en la desarticulación de ETA?, es más, ¿No debieran apoyar a la Ertzaintza, Policía Nacional y Guardia Civil en su lucha contra ETA?.
   Creo que esta noticia y esta petición demuestra a las claras,donde se encuentra todavía la izquierda abertzale, cual es su posición real ante ETA y que, todavía ,siguen y seguirán dependiendo de las decisiones de la banda terrorista. ¿Tanto cuesta pedir explícitamente que abandonen las armas, de manera  unilateral, incondicional, absoluta y apriorística a cualquier inicio de propuesta política? Sólo así  seria creible lo que proponen. Mientras me remito al refrán: 
"Nunca convencerás a un ratón de que un gato negro no trae mala suerte"

Concentración día 19 de febrero 2010

   Bueno, hoy nos hemos concentrado como cada día 19 para recordar a Edu. Ha sido una concentración durilla porque por primera vez en ocho meses el tiempo no nos ha respetado y nos ha caido un chaparrón, que casualmente, ha comenzado justo a las siete de la tarde y ha finalizado a las siete y cuarto, vamos justo lo que dura la concentración. Aparte de la lluvia, viento y frío. 
   Como casi siempre hemos estado los mismos. Quiero agradecer a todos los familiares que siempre nos acompañan, a los concejales del PSE y del PP de diferentes municipios, a los familiares de Inaxio Uría, que nunca fallan, pero sobre todo esas personas anónimas, vecinos del barrio y también de fuera, que nos acompañan cada mes. Ellos son los auténticos poseedores del mérito de todo esto. Gracias a esa gente anónima que con su presencia quiere demostrar, no sólo su solidaridad, cercanía y afecto a nuestra familia, sino, también que poseen el valor ético y moral de levantar la voz contra los que sistematicamente vulneran los derechos individuales del ciudadano vasco.
   Pero, en mi opinión, hoy ha sido un día especialmente duro, y no por las inclemencias del tiempo que hemos sufrido en las concentración, sino por las ausencias notables, que hoy más que nunca, se han dejado notar. Me refiero a que no ha habido durante la concentración ningún representante de nuestro Gobierno Vasco, ni de la prensa. Y digo que ha sido un día duro porque uno no entiende que no haya en todo el entramado institucional de nuestro Gobierno Vasco ni una sóla persona que se hubiera podido acercar a la concentración. Maixabel Lasa nos justificó hace unos días su ausencia por motivos familiares, humanamente entendibles, pero incompresiblemnte, uno no llega a entender que en toda la Dirección de Atención a las Víctimas del Terrorismo no haya ni una sóla persona que le pueda sustituir, durante quince minutos, un día del mes. Probablemente sus asesores, a los que sí se les vé en actos organizados por otros colectivos, siempre tienen un plan mejor en su agenda que estar en una concentración en apoyo a una familia víctima del terrorismo. Tampoco ni un sólo representante del Gobierno Vasco, a diferencia del acto en recuerdo de Fernando Buesa y Jorge Díaz Elorza del pasado miércoles, donde sí acudieron, y al que no pudo acudir finalmente Paqui por motivos que todos conoceis. Y Finalmente, hoy es la primera concentración en la que la prensa no ha hecho acto de presencia. 
   Como sabeis, estamos asistiendo a un momento político diferente por primera vez en la historia contemporánea de la política vasca, con un gobierno no nacionalista con un objetivo muy claro, intentar normalizar este país, intentando recuperar espacios morales y éticos, cívicos, políticos y de derecho,siendo uno de su pilares la deslegitimación del terrorismo y el apoyo, reconocimiento y reparación de la dignidad de las víctimas de éste. Se ha dicho, y se dice, que durante mucho tiempo esta sociedad ha estado mirando hacia otro lado, que pasaba de puntillas y sin molestar, ante la infamia e ignominia que suponia cada persona, cada ciudadano asesinado por ETA. Las editoriales de los periódicos, así como los intelectuales que, acertadamente, escriben a menudo en ellos, llenan líneas y columnas en sus diarios hablando de la barbarie terrorista, de la deslegitimación del terrorismo, del apoyo a las víctimas, etc...
   ¿Pero realmente que hacemos cada uno de nosotros, desde los políticos que nos gobiernan hasta la prensa que denuncia, si cuando hay un acto de reconocimiento en memoria de un víctima del terrorismo somos incapaces de acudir unos y de cubrir la noticia otros? ¿Con que legitimidad vamos a pedir a los ciudadanos de este país que secunden este tipo de actos o muestren su apoyo a los mismos?
   Hoy ha sido un día duro, pero os dejo a todos vosotros que reflexioneis sobre estas preguntas y aporteis las respuestas. Muchas gracias por vuestro tiempo.


martes, 16 de febrero de 2010

Sentencia plaza Argala

   Con fecha 25 de enero de 2010 el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº 5 de Bilbao ha dictado sentencia  estimatoria del recurso intepuesto por la Asociación Dignidad y Justicia contra la inactividad del Ayto. de Arrigorriaga ante la solicitud del recurrente (DyJ) para la retirada de símbolos, nombres de calles, plazas y parques y cualesquiera otras referencias públicas que existan en el municipio dedicados a "Argala" u otros integrantes de la organización ETA, por no ser conforme a derecho y , en consecuencia condena a la Corporación demandada a la retirada de la placa con la denominación de "Argala"...

   Aún con todo, lo mejor es que el Alcalde, por fín, no va a volver a recurrir esta sentencia, por lo que deberá acatar la misma y retirar la placa de una vez, con lo que se facilita así las futuras iniciativas de reconocimiento y homenaje a Edu.  Nos gustaría que además de acatarla por imperativo legal, la compartiera juridica, moral y éticamente, aunque, repetimos, nos sentimos agradecidos por el gesto. 

   Lo que sí queremos que conste de forma clara y expresa es nuestro profundo y sincero agradecimiento a la Asociación Dignidad y Justicia por su perseverancia, insistencia y convicción contumaz en judicializar estos asuntos y poder ofrecer a todas las víctimas del terrorismo un poco más de dignidad, justicia, libertad y memoria.          

Concentracion mensual

Este próximo día 19 de febrero a las 19 horas en el parque Ibai Eder del barrio de la Peña, nueva concentración mensual en recuerdo y memoria de Edu.

domingo, 14 de febrero de 2010

MEJOR ARREPENTIDOS

Querría comentar la carta al director remitida por parte de Edorta Martínez de Gesto Por La Paz y publicada en el diario El Correo el pasado día 23 de diciembre, en la que en esencia se manifestaba el colectivo pacifista a favor del acercamiento de presos etarras por constituir su dispersión un dolor y sufrimiento inútiles para sus familias, así como que incidía en la profundización del desarraigo y en la no resocialización del preso, identificando esta dispersión como un castigo añadido hacia las familias y sin repercusión en la lucha antiterrorista. Analizando dicha carta es curioso que la misma haga más hincapié en la situación de los familiares de los presos que en la de los presuntos derechos de éstos, que es lo que reclaman los colectivos como Etxerat. Se habla en la carta que la distancia no favorece la resocialización. Sin querer entrar en farragosas definiciones técnicas se podría decir que “la socialización de un individuo es el proceso mediante el cual los individuos pertenecientes a una sociedad o cultura aprenden e interiorizan un repertorio de normas, valores y formas de percibir la realidad, que los dotan de las capacidades necesarias para desempeñarse satisfactoriamente en la interacción social con otros individuos de ésta. Esto se consigue mediante dos socializaciones, la primaria, que se da en los primero años de la persona y que lo ejerce la familia y la secundaria que se refiere a cualquier proceso posterior que induce al individuo ya socializado a nuevos ámbitos del mundo objetivo de su sociedad. Es la interiorización de submundos (realidades parciales que contrastan con el mundo de base adquirido en la socialización primaria) institucionales o basados en instituciones. El individuo descubre que el mundo de sus padres no es el único. La carga afectiva es reemplazada por técnicas pedagógicas que facilitan el aprendizaje. Se caracteriza por la división social del trabajo y por la distribución social del conocimiento. La socialización es simplemente interactuar con más personas y la ejercen, entre otros, la escuela, los amigos, instituciones, colectivos y otros organismos de control social, como puede ser el trabajo”. Estas definiciones se pueden encontrar en cualquier libro sobre sociología. Lo normal cuando una persona no ha sido debidamente socializada es que presente desequilibrios en su comportamiento que le lleven, entre otras cosas, a delinquir, posteriormente los organismos de control social probablemente le lleven a pasar un periodo en la cárcel, donde, en teoría, debería de resocializarse. Estas personas suelen pertenecer a familias desestructuradas, donde falla la primera socialización y donde la socialización secundaria no consigue su propósito. Pero este no es el caso de los terroristas de ETA, precisamente si algo no ha fallado en su desarrollo personal es la socialización, la socialización de esos submundos a los que en muchos casos se ven dirigidos desde la socialización primaria, pero que se termina de interiorizar con la secundaria. A través de colectivos muy ideologizados, los llamados dinamizadores abertzales proceden a imprimir rapidez e intensidad al adoctrinamiento ideológico de los jóvenes con el objetivo de anular desviaciones, interpretaciones o deserciones en el discurso abertzale realizado mediante la manipulación hermenéutica y amnésica del revisionismo histórico y la tergiversación de la realidad de los hechos, para recrear contextualizaciones sociales y políticas cuando menos inexactas, cuando no falsas, irreales o inventadas, con el fin de justificar y legitimar la violencia del terrorismo de ETA como único medio para conseguir su idearios políticos. Los terroristas no proceden, mayoritariamente, de familias desestructuradas, muy al contrario, suelen pertenecer a estratos sociales medios-altos, muy ideologizados. Los terroristas no presentan psicopatologías que les lleven a ingresar en una organización para dar rienda suelta a las mismas, simplemente llegan convencidos de que su “lucha armada” es el único medio para hacer efectivos sus demandas o necesidades políticas. Como apuntaba el profesor de sociología de la UPV, Iñaki Unzueta, en un artículo de opinión llamado el cesto podrido, publicado el 13 de septiembre, decía, en relación a la normalidad que impregnaba la personalidad de los protagonistas de los grandes genocidios de la historia, nazis, hutsis y tutsis por ejemplo, que << si aplicamos el enfoque conceptual de Zimbardo a la situación del País Vasco, no podríamos despachar la cuestión diciendo que se trata de unas cuantas manzanas podridas. Los terroristas y sus adláteres no son sádicos ni psicópatas asesinos, lo terrorífico es saber que se trata de personas absolutamente normales, pero dispuestas a cometer acciones criminales. El enfoque de Zimbardo lo que nos enseña es que aquí a las manzanas las pudre el cesto, es el cesto lo que está podrido. En consecuencia, la tarea es regenerar el cesto, restaurar los mimbres culturales, políticos y sociales gangrenados. Los procesos de reproducción cultural, integración social y socialización no pueden desarrollarse con normalidad en un contexto podrido>>. En definitiva, no nos encontramos con una necesidad real de resocialización a acometer desde las prisiones pues de nada serviría si cuando los presos cumplan su condena el cesto en el que se van a desenvolver continuara podrido. No se necesita socializárseles, puesto que distinguen perfectamente lo que está bien de lo que está mal, y de hecho muchos de ellos, se percatan en prisión de lo inútil de continuar con las acciones terroristas.

Otro concepto que se maneja es el del desarraigo. De las cuatro acepciones que tiene la palabra quizás la que mejor se aproxime al contenido de la carta sea el de separar a alguien del lugar o medio donde se ha criado, o cortar los vínculos afectivos que tiene con ellos. Vuelve a ser curioso que se hable de desarraigo ahora, cuando los terroristas están cumpliendo condena en prisión, alejados de su lugar de origen y de sus familias, que éstas abanderen el acercamiento de los mismos, me imagino que argumentando también este desarraigo, y en cambio no se lo pidan a los responsables de ETA, cuando sus hijos, después de un socializante adoctrinamiento ideológico, deciden pasar a la clandestinidad que supone el terrorismo, lejos de sus familias, sin apenas contactos personales, en un país extranjero, viviendo en constante trashumancia. Entonces nadie enarbola la bandera del desarraigo y se planta ante ETA para pedirle explicaciones sobre la dispersión y distancia a la familia a la que han sido condenados por la banda terrorista. Probablemente, nunca estarán más cerca de ellos que ahora que cumplen condena en una cárcel de España, por muy lejos que ésta esté.

Por último es curioso que siempre se pida un gesto por la paz a los mismos de siempre y nunca se reclamen a aquellos a los que va dirigido. Que nunca hayan asistido los familiares de presos a un acto de víctimas, no ya de ETA, si no del terrorismo en general. Que nunca hayan mostrado su apoyo a ninguna familia víctima de ETA por el castigo añadido, inútil e innecesario que supone el dolor, desarraigo y desestructuración social, familiar y psicológica a la que se ven sometidos todos los miembros de esa familia. Que nunca hayan mostrado un mínimo de solidaridad con todas las familias que han tenido que abandonar este País por culpa de la amenaza terrorista de ETA, convirtiéndose en los auténticos refugiados políticos, dispersados y desarraigados que existen en Euskadi. Me pregunto porque hemos de creer que la dispersión de presos es un castigo añadido, inútil e innecesario para sus familiares y éstos no piensan lo mismo sobre nuestros familiares asesinados. Me pregunto cual será el siguiente paso, ¿Pedir la derogación de la Ley de Partidos porque sus familias sufren por no poder votar a la franquicia política de ETA?, ¿Terceros grados para que los terroristas se puedan socializar mejor?, ¿Amnistía para sus presos? Eso sí, sin mostrar el más mínimo arrepentimiento. ¿Y quien nos asegura que el acercamiento de presos va a ser un paso adelante en la pacificación y libertad de este país? ¿Cuando ha condicionado ETA, en sus falsas treguas, la solución al acercamiento? En el último acto de Reconocimiento institucional a las Victimas del terrorismo hubo un espacio al recuerdo de esas víctimas, de esas otras siglas terroristas. En los actos de concentración por Eduardo Puelles nos acompañan los nombres de todas ellas, por su memoria y por el reconocimiento a dolor de sus familias. Si la ubicuidad de los presos etarras es dolorosa para las familias de éstos por su dispersión y lejanía, díganme ustedes que estaremos pasando las víctimas del terrorismo con nuestros familiares asesinados alejados para el resto de la eternidad de nuestros domicilios.

sábado, 13 de febrero de 2010

LO QUE TENEMOS Y LO QUE NECESITAMOS

Las declaraciones efectuadas por JA. Pastor, en la que ponía en duda el interés de los jefes políticos de la Ertzaintza en la lucha contra el terrorismo cuando el Gobierno Vasco estaba en manos del PNV, ha suscitado una polémica entre los dos partidos que no hacen más que enrarecer, por no decir dinamitar, cualquier atisbo de posible unidad en la lucha contra el terrorismo, si es que alguna vez existió tal unidad. Sin querer entrar en la oportunidad, necesidad o certeza de las declaraciones realizadas por el dirigente socialista, criticadas por bastantes politólogos como interesadas partidistamente y tomadas por el PNV como un ataque directo e injurioso hacia la gestión de sus antiguos dirigentes, uno puede estar de acuerdo en que al día de hoy ese tipo de declaraciones puedan sobrar, más por innecesarias que por certeras, y porque en el fondo no aportan nada en la pretendida senda de la unidad en la lucha contra el terrorismo a recorrer por los partidos políticos democráticos, pero no es menos cierto, que quien ve siempre la paja en el ojo ajeno nunca ven la viga en el suyo.

Efectivamente, los partidos nacionalistas, incluido el PNV, no pierden oportunidad de querer mostrar su lado más abertzale e independentista cuando acaecen hechos como la detención de Otegi y Cía. el pasado octubre, con un apoyo expreso, tanto verbal como presencial, contra esas detenciones o más recientemente con el apoyo, esta vez verbal, de su dirigente, el señor Egibar, en relación a los expresiones habidas de la masa sociológica etarra en apoyo a los presos de ETA durante las pasadas navidades. Poner en tela de juicio, de forma continua, la calidad de la democracia en España por la aplicación de la Ley de Partidos, refrendada por el TEDH, reflexiones peregrinas sobre la inculcación de derechos de reunión o expresión en relación con dichas detenciones, poner en tela de juicio la aplicación de ciertas medidas penitenciarias a los presos de ETA, que se está demostrando por las desvinculaciones que se van dando, como positiva en la lucha contra el terrorismo, argumentar como hizo el señor Egibar, que a los presos de ETA en las cárceles se les sigue tratando como terroristas de ETA y que no se les puede seguir instrumentalizando con la lucha antiterrorista, ignorando o peor, obviando conscientemente, que esos mismos presos son parte de ETA y que, tanto las manifestaciones de apoyo a los presos, como ellos mismos, forman parte de la estrategia etarra en su lucha contra el estado de derecho, o los anuncios apocalípticos que se emiten desde Sabin Etxea sobre el advenimiento de la disolución de la identidad vasca si continúan gobernando los socialistas en Ajuriaenea, no son precisamente pasos que ayuden a construir el camino a seguir en busca de esa unidad. Los partidos nacionalistas se muestran ávidos para aprobar en plenos municipales todo lo que se refiera a iniciativas de apoyo al mundo sociológico etarra, pero incomprensiblemente, se muestren retraídos y reacios a presentar o a aprobar iniciativas en reconocimiento a las víctimas del terrorismo. ¿Ejemplos? Por un lado en el pleno del ayuntamiento de Ortuella el PSE unió sus votos a PNV y EA para pedir que no reingrese en prisión el ex etarra Patxi Gómez López que podría volver a la celda en virtud de la 'doctrina Parot'…el portavoz del PNV, Carlos Lasa, subrayó que iniciativas como estas «son las que unen» y anunció el «inicio de otro tipo de acciones». Por otro lado el ayuntamiento de Elorrio aprobó una partida de 47.500 euros para financiar los viajes y gastos de 13 familias de presos etarras, iniciativa que contó con la abstención del PNV y el voto en contra del PSE. Mientras estas iniciativas a favor del mundo sociológico etarra son aprobadas, en el ayuntamiento de Arrigorriaga, gobernado por el PNV, todavía, aún hoy, no han sido aprobadas, ni siquiera presentadas, ningún tipo de iniciativas en reconocimiento y homenaje a Eduardo Puelles, asesinado por ETA.

Pero con ello, lo más grave no es que estas actitudes políticas no ayuden a esa pretendida unidad, si no, lo que es peor, incentivan lo que la psicología clínica denomina la neurosis terrorista. Estudios llevados a cabo por prestigiosas universidades americanas y que han sido publicados por el prestigioso The New York Times, determinan que aunque las motivaciones de los terroristas puedan ser absolutamente idiosincrásicas es posible identificar una serie de patrones. Uno de ellos es que el camino hacia la violencia se transmite de manera generacional a edades tempranas, con lo que ello supone de influencia de la familia en dicha transmisión, pero asimismo, los discursos nacionalistas se concretan en la creencia de que las violaciones morales del enemigo justifican la violencia por el bien de una causa moral superior que no es otra que la que el grupo étnico, religioso o nacionalista es especial y está extinción o, como dice el actual discurso nacionalista, se está diluyendo. Esto unido a la falta de poder político para hacer que se produzcan cambios dan lugar a una neurosis colectiva de victimismo y alienación que se traduce en la justificación última del terrorismo y en la conversión de algunas personas en terroristas. (Por cierto, argumentos parecidos han sido utilizados por los dictadores nacionalistas de todas las épocas y colores, como Hitler, Franco, Stalin o el populista Chávez). Por eso el discurso de los partidos nacionalistas es perverso y peligroso, porque, aunque sea de manera inconsciente o involuntaria, aceleran la radicalización de esas ideas, con el perjuicio añadido de que permanentemente están señalando a los presuntos enemigos de ese pueblo, responsables finales o subsidiarios de su apocalíptica disolución.

Otro argumento que no desaprovechan los partidos nacionalistas para justificar la desunión ante el terrorismo es la pretendida instrumentalización que, según sus tesis, se hace con las víctimas del terrorismo por parte del PSE y del PP. Obvian, sin embargo, la instrumentalización que ellos mismos hacen de esas mismas víctimas, como por ejemplo, el premio que se le otorgó el pasado día 31 de enero a la empresa Altuna y Uría por parte de la fundación Sabino Arana, premio en el que sin duda no habrá tenido nada que ver el hecho que Inaxio Uría sea una víctima del terrorismo de ETA. Por no hablar de la continua instrumentalización que se hace de los presos etarras dependiendo de la coyuntura que toque, como ya se ha mencionado anteriormente.

Este país ha demostrado suficientemente ya su mayoría de edad democrática y no necesita ni de Mesías ni de advenedizos de la solución final. Necesita políticos no contaminados por la manipulación hermenéutica y amnésica del revisionismo histórico, ni por la tergiversación de la realidad de los hechos. De políticos que no saquen pecho por unas detenciones, ni relativicen la catadura moral de quien apoya a los terroristas. Este país lo necesita y lo merece.