sábado, 13 de febrero de 2010

LO QUE TENEMOS Y LO QUE NECESITAMOS

Las declaraciones efectuadas por JA. Pastor, en la que ponía en duda el interés de los jefes políticos de la Ertzaintza en la lucha contra el terrorismo cuando el Gobierno Vasco estaba en manos del PNV, ha suscitado una polémica entre los dos partidos que no hacen más que enrarecer, por no decir dinamitar, cualquier atisbo de posible unidad en la lucha contra el terrorismo, si es que alguna vez existió tal unidad. Sin querer entrar en la oportunidad, necesidad o certeza de las declaraciones realizadas por el dirigente socialista, criticadas por bastantes politólogos como interesadas partidistamente y tomadas por el PNV como un ataque directo e injurioso hacia la gestión de sus antiguos dirigentes, uno puede estar de acuerdo en que al día de hoy ese tipo de declaraciones puedan sobrar, más por innecesarias que por certeras, y porque en el fondo no aportan nada en la pretendida senda de la unidad en la lucha contra el terrorismo a recorrer por los partidos políticos democráticos, pero no es menos cierto, que quien ve siempre la paja en el ojo ajeno nunca ven la viga en el suyo.

Efectivamente, los partidos nacionalistas, incluido el PNV, no pierden oportunidad de querer mostrar su lado más abertzale e independentista cuando acaecen hechos como la detención de Otegi y Cía. el pasado octubre, con un apoyo expreso, tanto verbal como presencial, contra esas detenciones o más recientemente con el apoyo, esta vez verbal, de su dirigente, el señor Egibar, en relación a los expresiones habidas de la masa sociológica etarra en apoyo a los presos de ETA durante las pasadas navidades. Poner en tela de juicio, de forma continua, la calidad de la democracia en España por la aplicación de la Ley de Partidos, refrendada por el TEDH, reflexiones peregrinas sobre la inculcación de derechos de reunión o expresión en relación con dichas detenciones, poner en tela de juicio la aplicación de ciertas medidas penitenciarias a los presos de ETA, que se está demostrando por las desvinculaciones que se van dando, como positiva en la lucha contra el terrorismo, argumentar como hizo el señor Egibar, que a los presos de ETA en las cárceles se les sigue tratando como terroristas de ETA y que no se les puede seguir instrumentalizando con la lucha antiterrorista, ignorando o peor, obviando conscientemente, que esos mismos presos son parte de ETA y que, tanto las manifestaciones de apoyo a los presos, como ellos mismos, forman parte de la estrategia etarra en su lucha contra el estado de derecho, o los anuncios apocalípticos que se emiten desde Sabin Etxea sobre el advenimiento de la disolución de la identidad vasca si continúan gobernando los socialistas en Ajuriaenea, no son precisamente pasos que ayuden a construir el camino a seguir en busca de esa unidad. Los partidos nacionalistas se muestran ávidos para aprobar en plenos municipales todo lo que se refiera a iniciativas de apoyo al mundo sociológico etarra, pero incomprensiblemente, se muestren retraídos y reacios a presentar o a aprobar iniciativas en reconocimiento a las víctimas del terrorismo. ¿Ejemplos? Por un lado en el pleno del ayuntamiento de Ortuella el PSE unió sus votos a PNV y EA para pedir que no reingrese en prisión el ex etarra Patxi Gómez López que podría volver a la celda en virtud de la 'doctrina Parot'…el portavoz del PNV, Carlos Lasa, subrayó que iniciativas como estas «son las que unen» y anunció el «inicio de otro tipo de acciones». Por otro lado el ayuntamiento de Elorrio aprobó una partida de 47.500 euros para financiar los viajes y gastos de 13 familias de presos etarras, iniciativa que contó con la abstención del PNV y el voto en contra del PSE. Mientras estas iniciativas a favor del mundo sociológico etarra son aprobadas, en el ayuntamiento de Arrigorriaga, gobernado por el PNV, todavía, aún hoy, no han sido aprobadas, ni siquiera presentadas, ningún tipo de iniciativas en reconocimiento y homenaje a Eduardo Puelles, asesinado por ETA.

Pero con ello, lo más grave no es que estas actitudes políticas no ayuden a esa pretendida unidad, si no, lo que es peor, incentivan lo que la psicología clínica denomina la neurosis terrorista. Estudios llevados a cabo por prestigiosas universidades americanas y que han sido publicados por el prestigioso The New York Times, determinan que aunque las motivaciones de los terroristas puedan ser absolutamente idiosincrásicas es posible identificar una serie de patrones. Uno de ellos es que el camino hacia la violencia se transmite de manera generacional a edades tempranas, con lo que ello supone de influencia de la familia en dicha transmisión, pero asimismo, los discursos nacionalistas se concretan en la creencia de que las violaciones morales del enemigo justifican la violencia por el bien de una causa moral superior que no es otra que la que el grupo étnico, religioso o nacionalista es especial y está extinción o, como dice el actual discurso nacionalista, se está diluyendo. Esto unido a la falta de poder político para hacer que se produzcan cambios dan lugar a una neurosis colectiva de victimismo y alienación que se traduce en la justificación última del terrorismo y en la conversión de algunas personas en terroristas. (Por cierto, argumentos parecidos han sido utilizados por los dictadores nacionalistas de todas las épocas y colores, como Hitler, Franco, Stalin o el populista Chávez). Por eso el discurso de los partidos nacionalistas es perverso y peligroso, porque, aunque sea de manera inconsciente o involuntaria, aceleran la radicalización de esas ideas, con el perjuicio añadido de que permanentemente están señalando a los presuntos enemigos de ese pueblo, responsables finales o subsidiarios de su apocalíptica disolución.

Otro argumento que no desaprovechan los partidos nacionalistas para justificar la desunión ante el terrorismo es la pretendida instrumentalización que, según sus tesis, se hace con las víctimas del terrorismo por parte del PSE y del PP. Obvian, sin embargo, la instrumentalización que ellos mismos hacen de esas mismas víctimas, como por ejemplo, el premio que se le otorgó el pasado día 31 de enero a la empresa Altuna y Uría por parte de la fundación Sabino Arana, premio en el que sin duda no habrá tenido nada que ver el hecho que Inaxio Uría sea una víctima del terrorismo de ETA. Por no hablar de la continua instrumentalización que se hace de los presos etarras dependiendo de la coyuntura que toque, como ya se ha mencionado anteriormente.

Este país ha demostrado suficientemente ya su mayoría de edad democrática y no necesita ni de Mesías ni de advenedizos de la solución final. Necesita políticos no contaminados por la manipulación hermenéutica y amnésica del revisionismo histórico, ni por la tergiversación de la realidad de los hechos. De políticos que no saquen pecho por unas detenciones, ni relativicen la catadura moral de quien apoya a los terroristas. Este país lo necesita y lo merece.

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